Costa Rica: ¿liberación o liberalismo?
Nueva Sociedad 83 / Mayo - Junio 1986
El domingo 2 de febrero de 1986, los ciudadanos costarricenses acudieron masivamente a las 6.751 juntas receptoras de votos instaladas en todo el país, con el propósito de elegir a casi 2.000 nuevos funcionarios públicos, el más importante de ellos, el Presidente de la República. De 1.486.474 votantes potenciales, acudieron a las urnas electorales más de 1.200.000 ciudadanos lo que significa una participación efectiva en el proceso electoral de aproximadamente el 82%. Por novena vez consecutiva desde la Guerra Civil de 1948, los costarricenses hicieron uso de un mecanismo electoral que se ha venido perfeccionando con el paso de los años, a la par que alcanzaba legitimidad como forma socialmente aprobada para la escogencia de los gobernantes. La democracia, como mecanismo para elegir y autorizar gobiernos, ha demostrado una vez más en estas elecciones su extraordinaria vigencia en Costa Rica, a pesar de que todavía se padecen los efectos de la mayor crisis económica que ha soportado el país en 165 años de vida independiente.